El rol de la Iglesia local en el plan de Dios para su familia

Mi mayor anhelo es que descubramos juntos la profundidad del diseño de Dios para la iglesia. Y en el centro de ese diseño, encontramos una distinción muy importante: la diferencia entre simplemente asistir a una congregación y pertenecer verdaderamente a una comunidad. Una congregación es un conjunto de rostros que se reúnen bajo un mismo techo; una comunidad es un tejido de vidas entrelazadas en un propósito común. La primera es un evento al que se asiste; la segunda es una familia a la que se pertenece. En una época donde tantos sienten que basta una relación personal con Jesús, aislada del resto, Dios nos llama a algo infinitamente más rico y poderoso. Nos llama a la iglesia local.

Pastor Walter Angelica

8/19/20252 min read

La Iglesia es un organismo vivo, no un edificio.

La iglesia local es el lugar donde los creyentes comparten una misma visión (Filipenses 2:2) y se ven a sí mismos como parte vital de la casa de Dios (1 Timoteo 3:15). Es un organismo imperfecto, sí, pero es un organismo viviente por el cual Jesús dio su vida (Romanos 12:4-5). Es la esposa de Cristo, y Él se entregó por ella para santificarla y presentarla a sí mismo como una iglesia radiante y sin mancha (Efesios 5:25-27). Jesús mismo dijo: "Yo te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi iglesia, y las puertas del reino de la muerte no prevalecerán contra ella" (Mateo 16:18). Esta es una declaración poderosa que nos muestra que la iglesia no es una invención humana, sino algo que Cristo mismo está construyendo sobrenaturalmente.

Un lugar para celebrar, conectarse y contribuir.

En un mundo de individualismo, la iglesia local ofrece un lugar para pertenecer. La palabra griega "Koinonia", que el apóstol Pablo usa en (Filipenses 1:3-4), significa "compañerismo y compromiso". Los miembros de la iglesia de Filipos estaban relacionalmente conectados y comprometidos en sostener y ayudar en la obra del ministerio. De la misma manera, ser miembro de una iglesia local es una manera de declarar nuestro compromiso con Cristo y con Su iglesia, avanzando juntos Su Reino. Dios nos ha dado a cada uno de nosotros dones y talentos para que podamos tener un rol importante dentro de Su cuerpo. No debemos olvidar que la iglesia no es algo que se puede "hacer", sino algo que debemos "ser". En la Iglesia de la Ciudad, nuestro objetivo es tu crecimiento espiritual, y lo hacemos a través de tres pilares fundamentales: Celebrar, Conectarse y Contribuir.

La iglesia es el epicentro del plan de Dios para su familia.

La salud espiritual y el crecimiento de toda la familia están íntimamente ligados a la vida de la iglesia local. Cuando los padres se someten al Señorío de Jesucristo y usan los dones que Él les ha dado, fortalecen no solo a la iglesia, sino a su propio hogar. La iglesia provee un ambiente donde todos, desde el más pequeño hasta el más grande, pueden crecer, aprender y servir. Es en este contexto comunitario donde las familias encuentran apoyo, compañerismo y un lugar seguro para vivir su fe.

Por lo tanto, si te has sentido alejado de la iglesia o si la idea de unirte a una comunidad de fe te ha intimidado, quiero que sepas que hay un lugar para ti y tu familia. Es un lugar donde el Señor te ayudará a crecer, donde encontrarás un propósito y donde te unirás a un movimiento que está cambiando el mundo. No hay nada más importante que invitar a tu familia a ser parte del plan perfecto de Dios para nosotros/

Lo animamos a que planee su próxima visita.

Pastor Walter Angélica.

En Iglesia Ciudad, abrazamos esta verdad: aunque todos los creyentes formamos el glorioso Cuerpo de Cristo a nivel global, es en el abrazo cercano de la comunidad local donde esa fe cobra vida. Es aquí donde se forja el carácter, se comparten las cargas y se celebran las victorias. Por eso, nos negamos a ser un público de espectadores. Somos una familia de participantes activos, comprometidos hombro con hombro en la extraordinaria obra que Dios está haciendo en medio nuestro.